The Witch
Un
conejo, un cuervo y una cabra, la bruja siempre presente, pero inadvertida a
los ojos de los hombres.
Por
Erik Martínez
El
2016 ha sido un año de altibajos en el cine, pero si hablamos de mi género
favorito, el terror, la industria cinematográfica ha encontrado el punto de
equilibrio para ofrecer un buen contenido. “The Witch (La Bruja)” dirigida por
Robert Eggers, sin dar a dudas se lleva las palmas del género y a mi parecer se
convierte en una de las mejores del año.
El
filme narra la historia de una familia puritana de Nueva Inglaterra del Siglo
XVII que después de ser expulsados de su comunidad deciden ir a vivir a un bosque
separado de toda sociedad. William el padre, Katherin, su esposa y sus hijos
Thomasin, Caleb, los gemelos Mercy y Jonas y el quinto hijo, un bebé llamado
Samuel.
Al
poco tiempo de iniciada la película, en medio de un juego de niños, el bebé
desaparece, la conmoción es extiende a la familia que se apresura a buscarlo
por el bosque sin tener ningún resultado. Los rumores dicen que fue un lobo el
que se llevó al niño, otros aseguran fue una bruja.
Este
filme se distinguió de los otros del género por abordar el miedo de una manera
diferente, presentándolo de varios ángulos. Siendo preocupante un niño desaparecido
las lágrimas de la madre no son por la ausencia sino porque el infante no
estaba bautizado y se iba a ir al infierno.
La
misma familia que retrata la película es la que pone los pelos de punta. Una
vida de escases, las mentiras y un ambiente religioso son el punto perfecto
para una pequeña sociedad se destruye entre sí, la culpa y el señalamiento se
convierten las principales armas.
De
la misma manera, el cuerpo gráfico del filme sale a relucir. Un trabajo de arte
lleva al espectador a sentir el frío del clima en la pantalla y a guardar el
calor de la luz de la vela. Contextualiza con los vestuarios, los objetos de
casa y los edificios, lo precario de una vida en el bosque, además de la
cordial utilización de animales que simbólicos a las brujas.
La
fotografía es uno de los aspectos a destacar en este filme, cada encuadre está
diseñado para enfatizar el sentir de los personajes. Una calidad constante,
mantiene la foto de The Witch en lo alto ofreciendo una versatilidad entre cada
plano diseñado para la expresión de emociones específicas.
Una
familia que se desmorona socialmente, el miedo y la incertidumbre son los
elementos que se equilibran en una cuerda floja de moralidad puritana, mismos
que dan sabor y ritmo a la película.
The
Witch, se posiciona entre las mejores del año por su reinvención del miedo en
la pantalla, como lo logró en 2013 The Conjuring, dejando a un lado los
screamers para centrarse en la sensación.
Un
conejo, un cuervo y una cabra, la bruja siempre presente, pero inadvertida a
los ojos de los hombres. Una bruja que se transforma en el desagrado del uno
por el otro. Ésta es una bruja que no tiene que hacer gran cosa para lograr lo
que quiere. Y éste no es un filme que trate de una bruja, sino de personas.
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