Veneno para las hadas
Por Erik Martínez
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Veneno para las hadas (1985). Dir. Carlos Enrique Taboada |
“Veneno para las hadas” (1985) es una de las películas
de Carlos Enrique Taboada que se encuentra dentro sus filmes de terror entre
los que se incluyen títulos como “El libro de piedra”, “Hasta el viento tiene miedo”
y “Más negro que la noche”, todas, un éxito en cine mexicano de sus tiempos.
Este filme refleja la inocencia de dos niñas, Verónica
(Ana Patricia Rojo) y Flavia (Elsa María Gutiérrez), quienes se hacen amigas en
el colegio después que una de ellas se integra al curso.
Verónica es huérfana de padre y madre, vive con su
abuela, una anciana enferma y que permanece quieta en su silla, también con su nana quien es quien la cuida. Verónica se fascina en el mundo de las hadas y la
brujas después que su abuela le regala libros de cuentos.
Por su parte, Flavia, es hija de una familia adinerada
la cual la consiente como hija única. Ella entabla una buena amistad con
Verónica, quien le dice que es una bruja. Después de insistencias, Flavia le cree y en un viaje al rancho de los padres de la niña, deciden
hacer un veneno para las hadas.
La fotografía de esta película deja mucho que desear
en comparación a los otros filmes del director. Destaca por el uso de la
iluminación de velas en ambientes oscuros lo que crea un aura de misticismo.
Sin embargo, esto queda en pocas escenas y no trasciende a más.
La musicalización es una de las joyas de Veneno para
las hadas, una composición de Carlos Jiménez Mabarak. Notas musicales que
logran reflejar la esencia del filme y posicionarse como un sonido que refuerza
el misterio y acentúa la ligereza de principio a fin.
Sin más, el simple guion, da puntos fuertes, giros y
antecedentes que se ven revelados poco a poco. Pero, en su ejecución cae en un
ritmo lento, sumamente pausado, que en muchas ocasiones genera lagunas en la
película.
Se trata de un filme para verse en varios
momentos, un primero para disfrutar de la historia y ver los pequeños grandes
detalles, como que la mayoría de los adultos no muestran la cara. Y otro
tiempo para poder reírse de las ocurrencias que un par de niñas pueden tener al
jugar a ser brujas.
El punto álgido de la película llega al final, (como
otras producciones Taboada) donde cierra en con el clímax, un incendio con el que
concluye todo. La comprensión de que las brujas morían en la hoguera tiene un dejo de miedo. El
verdugo, su propia amiga asustada a los poderes que la otra nunca tuvo. El
convencimiento, talvez, fue el único que realmente externó.
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Carlos Enrique Taboada dirigiendo a las protagonistas |
ADICIONALES
Veneno para las hadas, ganó en su tiempo los Ariel a
Mejor Director, Mejor Película, Mejor Fotografía, Mejor Edición, Mejor Música
de Fondo y la Diosa de Plata para Ana Patricia Rojo, además de nominaciones en
casi todas las categorías.
Compitieron en ese año con películas como “Memoriales
perdidos”, “Los motivos de la luz” “Elvira Luz Cruz, pena máxima”, “Toña
Machetes”, “El narco” y “Redondo”.
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